El covid prolongado provoca síntomas muy diferentes en niños y adolescentes

Los efectos del covid prolongado parecen variar según la edad de la persona

damircudic/Imágenes Getty

Los síntomas de la COVID-19 prolongada parecen diferir sustancialmente entre niños más pequeños y adolescentes. Una mejor comprensión de cómo se puede presentar la afección podría ayudar a realizar diagnósticos.

Hasta la fecha, la mayoría de las investigaciones sobre la COVID-19 prolongada se han centrado en los adultos. Esto se debe en parte a una “percepción errónea de que los niños no padecen la COVID-19 prolongada”, afirma Rachel Gross de la Universidad de Nueva York.

Ahora, Gross y sus colegas han rastreado a 751 niños de entre 6 y 11 años y a 3109 de entre 12 y 17 años, que previamente habían tenido una infección con el virus SARS-CoV-2, según sus cuidadores.

Los investigadores definieron el covid prolongado como tener al menos un síntoma que duró más de un mes, comenzó o empeoró durante la pandemia de covid-19 y estaba presente en el momento del estudio.

Entre los niños más pequeños, estos síntomas incluían principalmente problemas de sueño, dificultad para concentrarse y problemas abdominales, como dolor, náuseas, vómitos y estreñimiento.

Estos síntomas fueron mucho menos comunes entre casi 150 niños de la misma edad que no habían sido infectados previamente, lo que se verificó porque no tenían anticuerpos contra el virus en sus muestras de sangre.

En contraste, los síntomas prolongados de covid-19 entre los adolescentes generalmente incluían dolor, fatiga y pérdida del olfato o del gusto, en comparación con 1.300 de sus contrapartes no infectadas.

No está claro por qué se dan estos síntomas diferentes en los distintos grupos de edad, pero podría deberse a variaciones en sus sistemas hormonal e inmunológico, dice Gross. Otra posibilidad es que los adolescentes sean más capaces de verbalizar sus síntomas que los niños más pequeños, dice Danilo Buonsenso del Hospital Universitario Gemelli en Roma, Italia. Por ejemplo, un adolescente puede quejarse de fatiga, mientras que los cuidadores pueden notar que un niño más pequeño tiene síntomas prolongados solo cuando vomita.

A partir de estos datos, los investigadores han desarrollado una escala que clasifica en qué medida los síntomas de un joven se corresponden con la posibilidad de padecer covid persistente. Actualmente, los diagnósticos dependen de que los médicos descarten otras afecciones y sean conscientes de las diferentes formas que puede adoptar la covid persistente. “A los médicos les gusta tener escalas o criterios más objetivos, y este tipo de herramientas son definitivamente útiles para ayudar a los médicos a, al menos, reconocer que un niño puede padecer covid persistente”, afirma Buonsenso.

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