Seguridad alimentaria: ¿Es la crisis alimentaria del cambio climático aún peor de lo que imaginábamos?
Probablemente ya hayas notado que el precio de muchos de los alimentos de tu cesta de la compra ha aumentado… y mucho. En el Reino Unido, el costo de las patatas blancas aumentó un 20 por ciento el año pasado, el de las zanahorias un 38 por ciento y el del aceite de oliva un 40 por ciento. Y si bien eso significa que el costo de preparar una cena asada está aumentando, los artículos especiales están sufriendo aumentos aún mayores: ahora pagará casi el doble por algunas barras de chocolate.
Lo que está elevando los precios es complejo, pero uno de los factores más importantes es el cambio climático. A corto plazo, las condiciones climáticas extremas provocadas por el calentamiento del clima han tenido consecuencias devastadoras para los productores. En el norte de Europa, por ejemplo, las lluvias torrenciales de la primavera de 2024 dejaron los campos demasiado empapados para cosechar hortalizas o plantar nuevos cultivos. Mientras tanto, una sequía en Marruecos, que normalmente exporta muchas hortalizas a Europa, provocó que no hubiera suficiente agua para el riego. El resultado fue un aumento vertiginoso de los precios de las patatas y las zanahorias.
A medida que la temperatura media mundial supere los 1,5°C por encima de los niveles preindustriales en los próximos años, las olas de calor, las sequías y las tormentas extremas se volverán aún más comunes y graves, provocando mayores perturbaciones en la producción de alimentos. Pero los esfuerzos actuales para compensar el impacto de las malas cosechas –como la tala de bosques para producir más cultivos– empeoran muchos otros problemas, desde la pérdida de biodiversidad hasta el aumento de los niveles de dióxido de carbono. Con impactos tan grandes en tantos alimentos que ya se están produciendo, ¿hemos subestimado cuán malos serán los efectos? ¿Y qué podemos hacer al respecto si lo tenemos?