¿Una nueva vida en Marte? Espere polvo tóxico, malas vibraciones e insectos para el almuerzo.
A la Tierra no le está yendo tan bien. Gracias al cambio climático inducido por el hombre, los mares se están calentando y subiendo, mientras que la tierra –en muchos lugares– se ve alternativamente asfixiada por sequías o inundada por inundaciones. En cuanto a nosotros, los humanos, estamos involucrados en guerras en múltiples continentes, los movimientos de extrema derecha están en auge en todo el mundo y, desde el mes pasado, en los Estados Unidos se encuentran disponibles “toallitas húmedas” con aroma a calabaza.
Mientras tanto, la trampilla de escape al espacio se abre con un chirrido. La empresa SpaceX de Elon Musk tiene una flota cada vez mayor de cohetes baratos y reutilizables. En octubre, la etapa impulsora de su megacohete, Starship, quedó atrapada en las garras de una torre de rascacielos mientras descendía de regreso a la Tierra. Fue una hazaña impresionante. Pero el objetivo de Musk con estos vehículos es aún más audaz: iniciar una ciudad autosostenible de un millón de personas en Marte en los próximos 30 años.
¿Alguien realmente ha pensado en esto? Bueno, da la casualidad de que sí, aunque no Musk. Somos un equipo de investigación formado por marido y mujer (biólogo y caricaturista, respectivamente) y hemos pasado cuatro años investigando cómo los humanos se convertirán en colonos espaciales para nuestro último libro, Una ciudad en Marte. Nos propusimos escribir la guía esencial para un futuro glorioso fuera del mundo. Sin embargo, lo que aprendimos nos convirtió en escépticos sobre los asentamientos espaciales.
Aquí está la cuestión: Marte apesta. Cuando profundizas en cómo sería realmente la vida en el Planeta Rojo, en términos de los detalles blandos de la existencia humana, resulta difícil evitar una conclusión inconveniente: que mudarse a Marte para escapar de la Tierra sería como mudarse…